jueves, 18 de junio de 2015

¡NOSOTRAS TAMBIÉN JUGAMOS A BOLOS!

El 13 de junio tuvo lugar, como cada año, la Romería de San Bernabé, uno de las celebraciones más importantes de la Merindad de Sotoscueva y que da comienzo a las festividades estivales. Como cada año, los de Redondo acudimos por la mañana con intención de pasar todo el día, aunque esta vez la lluvia nos impidió comer allí. Por la tarde fuimos al pueblo de Cueva para disfrutar del programa de fiestas organizado desde el Ayuntamiento de la Merindad. Como cada año, las chicas de Redondo acudimos a la bolera con intención de jugar el campeonato de bolos tres tablones: tenemos afición por este deporte, disfrutamos jugando y amenizando los campeonatos y nos gusta contribuir a las fiestas de los pueblos a los que vamos. Y, sorpresa: como cada año, algunos hombres que ya estaban dentro de la bolera comenzaron con su retahíla de impedimentos para permitirnos participar. 

Procedencia de la imagen
Ante su negativa categórica, acudimos a los miembros de la comisión de fiestas, quienes, sorprendidos por la situación, pidieron explicaciones a los Señores de los Bolos (hay quien los llamaría La Casta Bolística…). Sus argumentos, tan banales y ridículos como los de cada año: “Es que si jugáis las niñas, se nos hace de noche….”. O sea, que las mujeres no podemos jugar porque ocupamos el tiempo. Su tiempo. El tiempo de los hombres. ¿Cuántos varones juegan hoy en este campeonato? ¿Y cuántos jugaban hace 20 años? ¿50, 70 más que en la actualidad? Nosotras seremos como mucho 20. En un deporte minoritario cuya participación ha ido mermando de manera tan brutal y evidente, sorprende que en el año 2015 se niegue el derecho a jugar a quien sí quiere hacerlo. Podrán obviar la situación o mirar para otro lado (como hizo alguno cuando nos vio entrar en la bolera), pero a día de hoy las mujeres y los niños estamos dando un gran impulso a este deporte ancestral, deporte que, antes de que existieran iniciativas para su recuperación que nos incluyesen, se estaba quedando anquilosado en los pueblos de las Merindades y casi condenado a la extinción, debido a la edad de la mayor parte de los Señores de los Bolos.

Imagen de Javier Ruiz
Ante la insistencia, finalmente nos autorizaron jugar. Eso sí, con sus normas: desde el tiro de los hombres, que está a 10 metros (“Bueno, bonita, puedes dar un pasito hacia adelante para acercarte un poco. Pero pequeño, ¿eh?”) y con bolas de 6 kilos, cuando el cas de las mujeres está a 7 metros y el peso de nuestras bolas oscila entre los 4 y los 5,5. Es más, cuando competimos en campeonatos mixtos hacemos el esfuerzo de tirar de 8 metros para atenuar la diferencia con los hombres. Sabíamos que así era imposible que llegásemos siquiera a la cureña, pero somos decididas y no pensábamos desistir, así que tiramos en esas condiciones, ante la mofa de los jugadores septuagenarios y de alguna autoridad municipal que con sorna nos preguntó si habíamos entrado en la clasificación. Pero no nos importó: ellos se reían mientras nosotras nos animábamos con gritos y aplausos, incluso a las chicas de otros pueblos que también se animaron a participar (Maika, Mayte…). Pese al ambiente de jolgorio, la situación vista desde fuera era indignante. 

Lo sucedido resultaba todavía más desconcertante habida cuenta de que el Ayuntamiento ha arreglado la bolera (¿sólo para los hombres?) con el presupuesto de todos los contribuyentes e incluso la ha dotado de iluminación para que se pueda jugar cuando oscurezca. Dicen las malas lenguas que el alumbrado se puso tras las quejas de los hombres el año en que nosotras quisimos jugar y se hizo de noche porque se retrasó el comienzo del campeonato (¡debido a causas ajenas a nosotras!). Lo que no sabemos si contaron es que aquel año los participantes no tiramos por orden de inscripción, como es habitual, sino que a las féminas nos relegaron a los últimos puestos y no pudimos jugar hasta que no terminaron de hacerlo todos los hombres. La situación fue esperpéntica: algunos chicos tuvieron que alumbrar las cureñas con sus móviles para que pudiéramos verlas. ¿No os parece humillante? 

Hoja de firmas
Tras lo vivido este año y los anteriores, decidimos tomar cartas en el asunto y empezar una campaña de recogida de firmas. Nuestra intención era hacer un poco de ruido y dar a conocer lo que había ocurrido, y posteriormente presentar las firmas en el Ayuntamiento de Sotoscueva. La demanda es clara y concisa: solicitamos que las mujeres podamos jugar en el campeonato de bolos de San Bernabé el día de la romería “tirando desde la distancia estandarizada en los campeonatos femeninos de la Merindad de Sotoscueva y con bolas de peso adecuado”. ¿Tan descabellada es nuestra petición? Sólo pedimos poder jugar a bolos. ¿No resulta paradójico que Cueva sea el único pueblo en el que las mujeres no podamos jugar a bolos, siendo el único campeonato subvencionado por el Ayuntamiento de la Merindad? Hemos jugado sin problemas en todos los pueblos de la zona (Quintanilla del Rebollar, La Parte, Ahedo de Linares, Villamartín, Ahedo de las Pueblas, Cidad de Ebro…) ¿Por qué en Cueva no nos dejan? Buscar respuestas a esto fue inútil, porque ante nuestra disposición dialogante sólo encontramos evasivas: los Señores de los Bolos dicen que no es su responsabilidad, que es un concurso del Ayuntamiento; el Ayuntamiento dice que ellos no lo organizan y no saben cómo va el tema (¿Otorgas una partida presupuestaria a un concurso que no sabes siquiera cómo se lleva a cabo? ¿Por qué no existen una bases públicas del campeonato, aunque sea a través de un cartel? ¿Cómo es posible que se organice un concurso sin que existan bases conocidas?). Y los miembros de la comisión de fiestas de Cueva, mientras tanto, aguantando el chaparrón por un tema que les rebota a ellos pese a su apoyo hacia nosotras.

Una persona nos llegó a decir que, desde el Ayuntamiento, nos daban una idea: para el año que viene podríamos tirar el domingo; así no quitaríamos tiempo a los hombres y todos tan contentos. Eso, el domingo. Cuando ya no hay fiesta, ni programa de eventos, ni verbena, ni gente, ni… Los campeonatos de bolos, todos los sabemos bien, se enmarcan dentro de los eventos de las fiestas de un pueblo durante los días que duran las fiestas. Cueva no es cualquier pueblo, y la romería de San Bernabé no es cualquier fiesta: dura un único día (el sábado) y es una festividad comarcal que aglutina a todas las localidades de la Merindad de Sotoscueva. Campeonato para chicas el domingo… Otra vez relegadas al último puesto, como aquel año.
Firmas recogidas

¿De verdad es necesario que todos los años exista la misma controversia? Esta absurda polémica, en lugar de favorecer a algunos hombres que quieren mantener de manera estúpida su monopolio, va en detrimento del propio juego de bolos, un bien del patrimonio cultural inmaterial de nuestra región que las mujeres tenemos igual derecho a preservar. 

Gracias a todos aquellos que, de manera simbólica, firmasteis nuestra petición, hombres y mujeres de todos los pueblos de la Merindad, desde jóvenes a abuelos y abuelas indignados. Fueron muchísimas las palabras de apoyo que recibimos y los ánimos que nos dieron. Gracias también a la comisión de fiestas de Cueva por secundar nuestra propuesta, y gracias a la autora del blog Me encanta Espinosa por hacerse eco de lo ocurrido.


Las Chiconas de Redondo



1 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Silvia,
Cómo firmar desde la distancia?
Un beso
Marta (Abdón)